Las cosas son así. Tomas decisiones pensando en construir un proyecto, una relación, una vida; pero eso, la vida, no espera por tus planes, crea sus giros con paradas imprevistas, calles cortadas y acontecimientos inesperados que te detienen, te bloquean o te desvían de ese camino. ¿Qué hacer entonces? Seguir. Buscar alternativas, superar obstáculos y mantenerte centrado, aunque flexible ante los cambios.
Cada acto es una pieza de un puzzle que, al final, ofrecerá la imagen de quién has sido, y puede que esa composición final te sorprenda, pero si no tiras la toalla, ni optas por la vía fácil, por elegir el camino despejado o tomar la dirección contraria, es casi seguro que será una imagen de la que puedas sentirte orgulloso.
Hay días que el camino no se ve. Días en los que el camino ni siquiera existe, pero, yo al menos, creo que si eres fiel a ti mismo ese camino aparecerá, bien sea porque lo encuentres o porque lo acabes construyendo tú mismo.
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