Tienes la mirada fría. Nada me importa.
Ni dejar de hablar. O callar para siempre.
Son mis rocas chocando contra tus mares.
Mares secándose sobre estas piedras,
abanicados por la sombra de las palmeras.
Para nadar hacia atrás, tierra adentro,
ya encontré cangrejos en la playa
que arrastraran mis pesadillas al fondo,
y peces voladores bailando por alegrías
para librarme del salitre a besos.
Quieres robarme para tus adentros,
pero tengo la fuerza del perdón sin Alzheimer,
del corazón que aletea sobre las olas
y el grito lloroso de la pardela nocturna
en el bolsillo de la experiencia.
Te atreves a salpicarme en tu pleamar,
anegando cada orilla arenosa
que no tiene el color de tus deseos;
negro azabache es el latir de tu egoísmo
y deslíes con espuma gris mis callaos.
Pero no me importa. Cuando vienes,
ya ando contra corriente. Ya corro.
Cambiando tu pleamar por pleno amor
asciendo y me tiendo, inerme, junto al volcán
a escuchar el corazón multicolor de la montaña.
Y me duermo bajo un cielo estelar.
Y me sumerjo en la noche.
Y te sueño en calma.
Y tu mirada arde.
Y sí te quiero.
Poema: PLEAMARES, incluido en ‘Sin mirar atrás: una introspección poética’ (Amazon, 2015), escrito por Alicia Armas ( @dobleapunto 2016 ) |